Universidad de Jóvenes Emprendedores y Creativos

Hiperactivos después de los 15 años

357 0 3 noviembre, 2022

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad afecta también a los jóvenes minando su rendimiento escolar, sus relaciones sociales y su autoestima. Un diagnóstico certero a tiempo puede ser la garantía de superarlo. “Yo era un niño malo, me decían”. Así recordaba el psiquiatra Luis Rojas Marcos cómo lo describían cuando era pequeño. Lo contaba abiertamente en la celebración del décimo aniversario de la Fundación CADAH (Cantabria Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad), una entidad benéfica y asistencial que atiende e informa a los afectados por TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). El prestigioso psiquiatra, que reside desde hace 48 años en Nueva York, fue un niño de temperamento inquieto, distraído y curioso, con todos los problemas de aprendizaje que esto conlleva. Era un niño hiperactivo. En esos tiempos, no se conocía nada del TDAH. Hoy ya está reconocido por la OMS en su clasificación de enfermedades, va en aumento y afecta a más del 6% de la población infanto-juvenil española.

¿Déficit de atención, hiperactividad o ambos?

El TDAH es un trastorno neurobiológico que se inicia en la infancia y se caracteriza por dificultades para mantener la atención, exceso de movimiento y/o descontrol de los impulsos. Pese a que posee un alto componente hereditario, está también causado por factores ambientales. El responsable es un desequilibrio entre dos neurotransmisores, la noradrenalina y la dopamina, que afectan a las áreas del cerebro que participan en el autocontrol.

La psicóloga forense y especialista en neuropsicología de Isep Clínic, de Barcelona, Amada Santana, nos explica que hay tres subgrupos en el diagnóstico del TDAH: inatentos, hiperactivos y el subgrupo combinado inatento-hiperactivos, que determinan qué aspectos de la vida del niño se verán más o menos afectados. “Un alumno inatento -explica la experta-, se caracteriza por su lentitud, apatía, problemas de conducta y de toma de decisiones. El hiperactivo tiene dificultades relacionales, con sus iguales y superiores. Finalmente, en el grupo mixto vemos conductas disruptivas o mal adaptadas con dificultades para centrar la atención”, concluye.

La primera alarma

“Los profesores son los primeros en detectarlo o expresar la inquietud frente a la lentitud de ejecución o las conductas disruptivas de los niños”, señala Santana. Pero, a veces, “se pone la etiqueta diagnóstica muy a la ligera”, advierte. “Si no tenemos un buen modelo explicativo, el diagnóstico solo dependerá de la presión de los padres y la escuela para que alguien se pronuncie sobre lo que pasa”. En esto hay que detenerse y saber que no todo niño “movido”, travieso o inquieto es hiperactivo. Normalmente, se consulta al especialista entre los 5 y los 7 años, o entre los 12 y los 14.

¿Y qué pasa llegada la adolescencia?

Seis síntomas durante seis meses

Según la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, para diagnosticar TDAH, se deben cumplir seis o más de los siguientes síntomas para el déficit de atención y/o seis para hiperactividad, y estar presentes al menos durante seis meses.

Déficit de atención

1. Cometer errores frecuentes por descuido
2. Dificultad para mantener la atención en tareas y juegos
3. Parecer que no se escucha lo que se dice
4. Caso omiso a las instrucciones, pese a entenderlas
5. Dificultad para organizar actividades
6. Rechazo a tareas que demanden esfuerzo
7. Pérdida de útiles (lápices, libros…)
8. Distracción fácil
9. Olvidos o despistes de la vida diaria

Hiperactividad e impulsividad

1. Dificultad para aguantar sentado en clase, con movimiento constante de manos y pies
2. Comportamiento inadecuado
3. Dificultad para relajarse o practicar juegos tranquilos
4. Marcha continua
5. Hablar excesivamente
6. Anticipación a contestar las preguntas
7. Incapacidad para esperar turnos
8. Interrupción en conversaciones o juegos de los demás

En un 30% de los niños con TDAH, los síntomas remiten cuando entran en la adolescencia, por lo que en el 70% se mantienen o intensifican. Si ya el TDAH en un niño menor de 10 años supone una alteración en su comportamiento, capacidad de aprendizaje y relaciones personales, padecerlo en la adolescencia es una bomba de relojería. A los síntomas descritos hay que añadir las peculiaridades de esta nueva etapa de cambio, en la que no se es ni tan niño ni tan adulto.

Podríamos pensar que contamos con menos información del TDAH en esta fase porque se habla más del infantil, pero la especialista desestima que sea así. “Quizás habría que decir que aquellos adolescentes del subgrupo inatento, pasan más desapercibidos y son más sufridores. En segundo de la ESO, los padres acuden desesperados, porque no saben qué hacer para que sus hijos rindan mejor: pasan horas y horas delante del material de estudio, pero las notas no reflejan las horas invertidas”.

Cómo afecta un diagnóstico tardío

Hay múltiples factores que podrían explicar la falta de diagnóstico, pero es mejor “subrayar la importancia de un buen diagnóstico, la colaboración del chico, su familia y comunidad educativa”. La psicóloga del ISEP explica que “el TDAH no tratado puede derivar en adolescentes sumamente desmotivados, ya que ven el hecho de acabar la ESO como algo inalcanzable; tienen la sensación de ser incomprendidos por todos y que todas las oportunidades están perdidas. En el adolescente, el TDAH tiene las mismas características que en un niño, solo que lleva más tiempo sufriendo. Si no reaccionamos, tendremos adultos con la sensación de no entender qué les pasa, que sufren por no ser como los demás”, advierte Santana. Los expertos de la web www.tdahytu.es añaden algunas repercusiones de no tratar el TDAH a tiempo:

1 Habilidades sociales menguadas, indispensables para relaciones satisfactorias de esta edad. Los adolescentes con TDAH pueden ser poco empáticos, asertivos, comunicativos, además de no integrarse ni pertenecer a un grupo, lo que, sin duda, mina su autoestima.

2 Desorganización. Al tener un problema de atención pueden necesitar un mayor tiempo para finalizar las tareas y, por lo tanto, requieren una mayor planificación, ya que suelen olvidarse de los planes y los horarios, y presentan dificultades para gestionar el tiempo.

3 Cambios de humor e irritabilidad. Esto aumenta los conflictos con familiares, profesores y compañeros.

El abordaje terapéutico

El TDAH está reconocido por la OMS en su clasificación de enfermedades, va en aumento y afecta a más del 6% de la población infanto-juvenil española

Amada Santana dice que, adaptada a las características individuales de cada niño, la intervención ha de ser multidisciplinar: neuropediatras, neuropsiquiatras y reeducadores, (motivación y orientación); psicólogos (“andamiaje”, la construcción de rasgos de personalidad o la deconstrucción de los anteriores) y neuropsicólogo (el funcionamiento cognitivo del adolescente legible para todos) deben estar en sintonía. En esa línea, la Federación Española de Ayuda a las Asociaciones de Déficit de Atención e Hiperactividad (FEAADAH) apoya el tratamiento multimodal: farmacológico, psicológico y psicopedagógico. Ninguna de estas intervenciones es exclusiva; no puede, ni debe sustituir a las demás.

Consejos para padres ‘desesperados’

Como dice la neuropsicóloga del ISEP Clínic “no existen recetas mágicas y cada chaval tiene su historia, sus experiencias y sus antecedentes. La recomendación para las familias es el trabajo colaborativo con la comunidad educativa y el terapeuta. Entre todos harán posible que el adolescente consiga la mejor versión de sí mismo”. Y añade que los padres son “los ‘profesionales’ que trasladan a casa lo pactado en la consulta. Son los brazos ejecutores del especialista”, dice Santana. En un recorrido por las muchas asociaciones y organismos de ayuda a los pacientes de TDAH, recopilamos aquí las siguientes sugerencias para los padres:

  • Información. Sobre qué es y qué no es el TDAH. Pero, sobre todo, sobre qué es lo que les gusta a nuestros hijos (fútbol, lectura, música, fotografía…), para poder reforzarlo y exaltar su autoestima, sus logros (o micrologros).
  • Asignar tareas diarias. Poner la mesa, tirar la basura, hacer la cama…
  • Planificar horarios. Bien estructurados, pero contemplando cierta flexibilidad.
  • Seguir pautas de estudio. Dedicar entre dos y tres horas al día para el estudio en casa y los deberes, con descansos de 5 a 10 minutos cada hora. Empezar primero con las actividades de dificultad intermedia, seguir con las de mayor complicación y finalizar con aquellas más fáciles.
  • Establecer metas a corto plazo. Las tareas más largas, dividirlas en dos, para conseguir completarlas del todo.

Ellos también fueron niños ‘vagos’

Por último, es importante recordar que con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, los adolescentes con TDAH lograrán una evolución positiva. Abrir los ojos ante la más mínima sospecha y prestarles ayuda, sin mermar su autoestima, sin etiquetarlos ni estigmatizarlos. Sin ponerles más peso en su mochila personal de la que ya llevan. Así como el psiquiatra Luis Rojas Marcos es hoy reconocido mundialmente y que reside en Nueva York dedicado a la medicina, la salud pública y la psiquiatría, otros niños no permitieron que el TDAH truncara sus sueños y así han llegado a adultos con magníficos logros. Prueba de ello son el presentador Pablo Motos, el cantante Dani Martín, el nadador Michael Phelps, el chef Jaimie Olivier, el cofundador y presidente ejecutivo de Apple Steve Jobs, los actores Jim Carrey y Will Smith, el baloncestista Michael Jordan, el cofundador de Microsoft Bill Gates. Y la lista sigue y sigue. A todos ellos les tacharon de niños ‘vagos’, ‘imposibles’, ‘torpes’, ‘tontos’ o ‘malos’. No cometamos el mismo error.

https://elpais.com/elpais/2017/09/14/mamas_papas/1505383595_944004.html

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