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¿Vas a estudiar fuera de casa? Claves para cuidar de tu bolsillo

205 0 4 febrero, 2020

Sed de libertad y conocimiento, voluntad de emanciparse y crecer, pero también de hacer frente a nuevas responsabilidades. En el alma de todos los estudiantes que deciden salir de casa y alejarse de su lugar de origen para continuar los estudios fuera del hogar familiar se mezclan los mismos sentimientos. Son bastantes los estudiantes que cambian de comunidad para ir a la universidad. El 65% de los riojanos que se matricularon en el curso 2014-2015 lo hizo fuera de su propia Comunidad Autónoma, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Educación. Así fue también para el 60% de los castellano-manchegos, el 57% de los baleares, o el 53% de los extremeños.

Los primeros pasos fuera de casa suponen a menudo también el aprendizaje de algo tan fundamental como la gestión de las finanzas personales. Si las maletas están ya listas y cargadas de ilusión, ¿el bolsillo está preparado también?

¿Casa propia, residencia o piso compartido?

Tal vez la primera preocupación a la hora de irse de casa para estudiar sea encontrar un alojamiento que satisfaga las exigencias del inquilino sin arruinarle a él o a su familia. Es el gasto más importante, según el experto en finanzas de iAhorro, Antonio Gallardo, ya que supera con creces al resto de los costes. El experto señala que una solución práctica y muy en boga en los últimos años es recurrir a las residencias estudiantiles, cuyo precio depende del establecimiento y de las condiciones.

“Las residencias estudiantiles no cubren toda la demanda, por lo que son muchos los que eligen el piso compartido”, señala, sin embargo, Gallardo. “Suelen ser más económicos que las residencias”, añade, pero para evaluarlos correctamente habrá siempre que considerar la zona en la que se encuentran y el número de personas con las que se deberá compartir.

Una manera bastante primordial de ahorrar en los costes de la universidad es acceder a las ayudas a la educación que ofrecen distintas instituciones. Las que dependen del Ministerio de Educación vienen determinadas por el nivel de renta del estudiante o de su familia o por el patrimonio, por lo que existen varios tramos.

“Las Comunidades Autónomas también tienen su propio sistema de becas, que tanto en criterios como en cuantía tiene bastante diferencias”, destaca Gallardo. Finalmente, las propias universidades ofrecen ayudas, como bonos para el comedor, apoyo al estudio o programas de movilidad, entre otros.

Carnets joven y descuentos

El experto señala que “los estudiantes forman parte de un colectivo muy atractivo” desde el punto de vista económico. Es la razón por la que existe un conjunto de descuentos especialmente dedicados a ellos y de los que convendrá aprovechar. Los carnets joven para el transporte (Renfe, por ejemplo), los museos, los restaurantes, las tiendas de vario tipo, son un ejemplo de ello, señala Gallardo. Suelen ir asociados a la tarjeta de algún banco y sus condiciones se establecen en cada Comunidad Autónoma.

Las mismas regiones tienen programas de descuentos propios, que a veces están vinculados con una entidad financiera. Las empresas particulares también ofrecen buenas ventajas. “En telefonía, por ejemplo, se encuentran tarifas ligadas a la edad del usuario”, destaca, “así como grandes empresas como Microsoft y Apple conceden descuentos a quienes justifiquen el estatus de estudiante universitario a través de la matrícula o del carnet”.

Y si falta dinero… ¿Pedir prestado? ¿Trabajar?

Los préstamos dirigidos especialmente a estudiantes existen, especialmente para máster o posgrados, o estudios en el extranjero. “Se trata de pequeñas cantidades y plazos cortos”, asevera Gallardo, quien señala que muchas veces se requieren las garantías de los padres, ya que las que suele ofrecer un estudiante resultan insuficientes.

“En muchos préstamos no solo se cubren los gastos de matrícula, sino también la manutención, el desplazamiento o el alojamiento”, añade. Pero cuidado: la carga económica estará ahí, porque se retrasa pero habrá que asumir más adelante los gastos y los intereses del préstamo.

Otra manera de conseguir dinero es, por supuesto, a través del trabajo. Desde el punto de vista formativo, en palabras de Gallardo, “suelen ser trabajos muy alejados del ámbito de los estudios, aunque en el caso de las becas remuneradas constituyen una buena aproximación al mercado laboral”.

Una cuenta con tarjeta de débito

En todo caso, mientras duren tus estudios, el experto aconseja que tengas una cuenta bancaria personal, porque son prácticas y para estudiantes hay productos especiales sin comisiones. “Es especialmente importante cuando estudias lejos de casa y tienes que hacer frente tanto a pequeños gastos diarios como a otros de mayor cuantía, por ejemplo el alquiler o los recibos”, dice.

La característica más importante que este tipo de cuenta debe tener, en su opinión, es la ausencia de comisiones de administración y de las operaciones más básicas, como las transferencias. Se mirarán con lupa las condiciones, como la exigencia de tener un saldo mínimo, y qué ocurre cuando el estudiante deja de serlo, “ya que la cuenta puede transformarse entonces en un producto con costes”.

En cuanto a las tarjetas de pago asociadas a este tipo de cuenta, Gallardo subraya que “la tarjeta de crédito es rara y, si se concede, es muy limitada”. La razón es que el estudiante, a diferencia del trabajador, no tiene ingresos recurrentes que garanticen el pago aplazado. Mucho más común, en este caso, es la tarjeta de débito, que solo permite gastar el dinero que hay depositado en la cuenta de ahorro.

Fuera de Europa, cuidado con el gasto sanitario

Hay estudiantes a los que España se les queda pequeña o que, sencillamente, quieren descubrir más y deciden hacer parte o la totalidad de sus estudios en otro país. Así, en el curso 2014-2015, se concedieron unas 40.000 ayudas en el marco del programa Erasmus, según datos todavía provisionales del Ministerio de Educación. Los países con mayor número de estudiantes Erasmus españoles en el curso 2013-2014 fueron Italia (19,5%), Francia (11,9%), y Alemania (11,4%). En este caso, lo más importante es tener en cuenta que en determinados países los gastos a los que se enfrenta un estudiante en el extranjero pueden ser muy superiores a los de España. Si se está utilizando una beca Erasmus, además, esta puede revelarse insuficiente.

Un problema sanitario puede también constituir un imprevisto muy oneroso, sobre todo si el país donde el estudiante ha decidido residir no se encuentra en el Espacio económico europeo o en Suiza, en donde la Tarjeta sanitaria europea asegura a quien la posea las mismas prestaciones que las que se ofrecen a los nacionales. En este caso, Gallardo aconseja suscribir un seguro médico privado.

Y si estamos lejos de la zona euro y el dinero escasea, existen unas aplicaciones como Circle o Transferwise que permiten el envío de efectivo en países con otra divisa. “Lo más práctico es combinar estos sistemas con el uso de tarjetas bancarias para el pago de compras”, sugiere Gallardo. “Dentro de la zona euro no tienen comisiones, y fuera algunas las aplican por el cambio de divisa”, explica el experto. “Lo que sí resulta más caro es sacar dinero con nuestra tarjeta en cajeros en el extranjero, especialmente fuera de la eurozona”, añade.

Presupuesto, presupuesto, presupuesto

Como si se tratara de cuidar de las finanzas de una familia, el fulcro de la gestión económica por parte de un estudiante que viva lejos de su casa, tanto en España como en el extranjero, será el presupuesto. “Hay que calcular bien los gastos”, advierte Gallardo. La matrícula, antes de todo. “Es un gasto fijo, cerrado, que no se puede modificar, y depende de qué se estudia y de las veces que uno tiene que matricularse en la misma asignatura”. Por ello, el experto aconseja hacerlo solo por un número de cursos que se considera asumible. “Matricularte de más tiene un importante sobrecoste, especialmente en carreras técnicas, que son más caras”, redunda.

Además del alojamiento y la manutención, los transportes tendrán también un lugar especial en el presupuesto, ya que “incluso si vives en la misma ciudad en la que estudias tendrás gastos para moverte”, subraya Gallardo. En la parte de los ingresos, aparte los que deriven del trabajo, no se descuidará el cálculo del impacto real de una posible beca, puesto que a un tramo fijo puede añadirse otro variable.

https://economia.elpais.com/economia/2017/08/18/actualidad/1503057763_513365.html

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