El equipo de Juan Carlos Izpisúa acaba de publicar otro…
El equipo de Juan Carlos Izpisúa acaba de publicar otro…
Gratis en la vuelta al cole
51 0 10 septiembre, 2018El equipo de Juan Carlos Izpisúa acaba de publicar otro avance en su carrera contra el deterioro del cuerpo: la posibilidad de regenerar la piel a partir de nuestras células, reprogramadas. Las repercusiones del hallazgo van del drama a la frivolidad: curar a grandes quemados o evitar las arrugas que cuesta ganar a la vida, como decía la Magnani.
Coincide el último hallazgo del investigador español con el inicio del curso escolar y casi ningún niño sabrá de él. De qué está consiguiendo y de dónde viene. En el Ministerio de Educación están ocupados con revisar los libros con perspectiva de género así que reivindicar la figura de un hombre no es prioritario, aunque le diga en una entrevista a Ana del Barrio que las dos personas que más han influido en su vida sean su madre y su mujer. Y qué madre. Juan Carlos Izpisúa no lo tuvo nada fácil en sus primeros años en Hellín o en Benidorm. Fue un chaval con épocas de desear volver al cole, oler los libros, las gomas de borrar y no podía. Hubo años en los que su madre, sola, tuvo que dejarle en un orfanato durante el curso. Cuando pudo, se lo llevó con ella a un Benidorm que despegaba. Allí, un director de hotel le animó a que siguiera estudiando. Hizo el Bachillerato en el turno de noche porque trabajaba de día. Perseveró.
Y sigue. Quiere saber hasta dónde se puede llegar reprogramando células y le intrigan ciertas preguntas: por qué no es tan fácil hacer crecer las humanas en el cuerpo de un cerdo, por ejemplo. Se plantea en qué momento debe entrar la ética y no ve incompatible la ciencia con creer en Dios. Cuando se fue de Barcelona a vivir todo el año a San Diego no quiso explicar por qué. «Hablará mi trabajo». No ha parado de avanzar desde el instituto que lleva el nombre de Salk, el inventor de la vacuna contra la polio.
En España, hay niños que abandonan el colegio pero no es porque sus madres no puedan permitirse que sigan estudiando. Ya tampoco hay infancias con polio. Sí hay padres que organizan huelgas de deberes, que cogen la mochila a los niños nada más salir de clase y colegios que proclaman como lema tener la obligación de que nuestros hijos sean felices.
Hubo un niño que, mientras hacía sangrías a turistas, soñaba con ir al instituto para aprender. Hoy reprograma células y se proclama en deuda con su madre. No es un cuento. Hablar a sus hijos de la vida de Juan Carlos Izpisúa es gratis en esta vuelta al cole. Cuando lloren por las pocas horas del Fortnite.
http://www.elmundo.es/opinion/2018/09/07/5b9161d0e5fdeab6478b4589.html
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