Universidad de Jóvenes Emprendedores y Creativos

Cambiaron su pupitre por una silla del comedor de la casa y el salón de clases por una sala de Zoom. Algunos hasta tuvieron que celebrar una ceremonia de graduación virtual. Si enfrentarse a la vida estudiantil ya era un desafío para algunos adolescentes, el aislamiento y la cuarentena no lo facilitaron al modificar muchas de las rutinas sobre las que construyen su personalidad y conducta social. ¿Cómo ayudarlos a tomar decisiones a futuro cuando su presente cambió radicalmente?

Hay que saber que aunque compartan el sentirse vulnerables y perjudicados frente a una situación que no escogieron, cada uno manifestará una reacción particular, observa Teresa del Rocío Robalino, psicóloga clínica. “Los seres humanos somos impredecibles y obviamente los adolescentes tienen una mirada diferente. Es probable que algunos canalicen esta situación de crisis y de riesgo como el momento de promover un emprendimiento. Otros creerán que todo es catastrófico y que es más fácil no pensar. Algunos llegarán a la conclusión de que es el mejor momento para convertirse en personas más humanas, promover el cuidado de la vida, ser más empáticos”.

La creatividad y su capacidad de reinventarse será fundamental al trazar un plan a futuro.

El contexto de vida del joven será esencial para dar forma a sus futuras decisiones. Dentro de lo posible, la familia debe procurar ofrecerle estabilidad emocional y contención (apaciguar, tranquilizar, moderar). “El entorno debe ser lo suficientemente ecuánime y resiliente para que el adolescente tenga la oportunidad de discernir lo que realmente acontece aquí y ahora para que no quede sometido a mecanismos de negación o por el contrario, colgarse de ideas fatalistas e inhibitorias que no le permitirán sobreponerse, sino tener una visión de túnel (centrarse solo en la situación estresante, en la potencial amenaza)”.

¿Cómo pueden los padres iniciar el diálogo sin sonar invasivos o apremiantes? Robalino propone arrancar la conversación sin estigmatizarlo ni etiquetarlo, permitirle expresar sus emociones con libertad para luego intentar darle forma a lo que le está ocurriendo. También recordarle sus cualidades para reforzar su autoestima, sin retraerse de sugerirle cambios donde sea necesario.

Reflexionar y actuar

Sin embargo, es posible que el mismo aislamiento los esté preparando para el futuro, sostiene Magali Merchán Barros, psicóloga clínica del Departamento de Bienestar Estudiantil de la Universidad Casa Grande, pues los jóvenes han encontrado el tiempo para reconocerse a sí mismos, revalorizar a su familia como el recurso más preciado y repensar su rol y aporte.

“Algunos han aprovechado la oportunidad para conocer más sobre las actividades de sus padres y en aquellos casos de emprendimientos ya establecidos, han podido participar y proponer cambios o colaborar con sus padres para implementar cambios o modernizar los negocios”, detalla.

Es el momento de preguntarse qué debería aprender o desarrollar hoy para lograr lo que quiero.

El actual mundo digital también impulsa su creatividad. “Una estudiante me comentaba que está dando clases de baile vía Zoom; otra, que está dando apoyo pedagógico a unos niños. Creo que los jóvenes son muy recursivos y como no hay una herramienta lista que pueden tomar y usar, deberán construirla y esto sí es una oportunidad, porque representa un desafío para ellos que requiere de su atención, planificación y organización”.

¿Qué demandará de ellos el futuro mercado laboral? Merchán cree que además de desarrollar las llamadas habilidades blandas, no hay que descartar el obtener conocimientos formales (una carrera universitaria o tecnológica), que será requisito para los aspirantes a un puesto de trabajo. “Esta emergencia les ofrece un tiempo para reflexionar y cuestionarse ¿qué quiero hacer los siguientes años? Y luego preguntarse ¿qué debo estudiar, aprender, desarrollar para lograrlo? Reforzar su capacidad de reconstruirse en especial para la nueva normalidad”.

Fuente: El Universo